Objetivos de la enseñanza colonial.
Un discípulo del Colegio de Monserrat de Córdoba, sintetizando los propósitos de la educación en la Colonia dice: “Surtía abundantemente las catedrales de canónigos verdaderamente apostólicos; proveía las parroquias tanto de ciudades como de la campaña de pastores celosos, desinteresados y vigilantes; daba a ciudades magistrados instruidos, íntegros, amadores del bien público; abastecía las casas religiosas de sujetos dignos y de importancia; poblaba las ciudades de cabezas de familias que las supiesen gobernar y mantenerlas en la debida sujeción a Dios, al rey, y a sus representantes o ministros (“Vida del venerable sacerdote don Domingo Muriel”, padre Francisco de Miranda, Córdoba 1916.
Acerca de la disciplina (31/07/1787).
El Rector del Real Colegio de San Carlos, Doctor CARLOS JOSÉ MONTERO, se dirigió al virrey señalándole la conveniencia de reformar el Reglamento del Colegio expresándose así: “…Sería muy conveniente se les autorizase a los Maestros, particularmente a los de Teología, con plena facultad para corregir y castigar a los estudiantes Manteistas con todos aquellos castigos que se acostumbran en las clases, sin exceptuar el de los azotes, franqueándoles el auxilio Militar de la Tropa para el caso de inobediencia o sublevación y que cuando estos remedios de corrección no alcancen se los expela de las clases por incorregibles. Y esta misma expulsión se ejecute con los estudiantes que frecuentasen los Cafés púbblicos o Juegos de Truco, y en los que se nota vicio del Cigarro, el que ha llegado a tal grado de insolencia, que aun en el atrio de la Iglesia y en la Portería del Colegio se ponen públicamen a fumar” (“Documentos para la Historia Argentina”, Tomo XVIII, Editado la Facultad de Filosofía y Letras, Buenos Aires, 1915).
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